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España: ¿Un país con espíritu emprendedor?

España: ¿Un país con espíritu emprendedor?

formación para emprendedores

 

España no se considera un país con espíritu emprendedor, a pesar de tener un tejido empresarial con una amplia base de autónomos. ¿Cuáles son los motivos?

Según el Global Entrepreneurship Index, los 10 países que están a la cabeza en emprendimiento son Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Islandia, Taiwán, Suiza y Singapur. Países que destacan por las actitudes, habilidades y aspiraciones de sus ciudadanos, por su capacidad para reconocer oportunidades de mercado, por tener (y saber que tienen) los conocimientos necesarios para lanzar una startup, así como por su capacidad de aceptar mejor el riesgo y por dominar las herramientas digitales para competir en mercados globalizados.

España se sitúa en el puesto 32 de este ranking. De hecho, en nuestro país el 53% de la población adulta considera que ser emprendedor es una opción deseable, pero tan sólo el 26% de la población percibe oportunidades para emprender y casi el 40% de las personas no emprende por miedo a fracasar.

Son muchos los factores que generan un clima emprendedor: incentivar la innovación, promover altos niveles de educación, facilitar el acceso a financiación de capital riesgo y, sobre todo, valorar a los emprendedores.

Por ejemplo, si el objetivo es animar a emprender, las medidas fiscales para incentivar la creación de empresas son una de claves, pero es necesario que se complementen con el fomento de la cultura emprendedora. Y no sólo influyen las barreras de entrada para montar una empresa, también hay que abordar cómo se quedan los emprendedores si las cosas van mal.

Por este motivo se hace imprescindible incorporar formación específica que oriente a hacer las cosas bien desde el principio, fomentar la innovación como parte del tejido productivo para que se pueda competir en mercados punteros y habilitar opciones de financiación que permitan crecer a las empresas.

Formación en emprendimiento

La formación puede jugar un papel clave en las dinámicas emprendedoras de nuestro país. El espíritu emprendedor ha de inculcarse desde pequeños. Y aunque se ha intentado abordar en nuestro país incluyendo materias como «Economía y Economía de la Empresa» en Bachillerato, todavía se confunde la gestión empresarial con la gestión emprendedora.

Ser empresario o gestor de una empresa no significa ser emprendedor. La educación emprendedora va más allá del estudio de una asignatura, es más una filosofía que repercute progresivamente en la cultura emprendedora del país y debe entenderse como una capacitación básica que cualquier persona debería tener:

  • Pretende inspirar una metodología de puesta en marcha de acciones para fomentar que las ideas surjan, se compartan y se lleven adelante con motivación y pasión.
  • Promueve y valora las ideas propias, la sensibilidad ante los problemas de los demás y las diferencias en la forma de pensar.

Pero no está todo perdido. Si no nos lo enseñan de pequeños, existen recursos para poder aprender de mayores. Si nadie duda que en el contexto actual hablar inglés es fundamental, conocer el lenguaje del emprendimiento y ser capaz de poner en marcha un proyecto emprendedor es tanto o más importante en un momento en el que el empleo ya no llega, sino que se crea.

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